miércoles, 23 de abril de 2008

Ojalá

Ojalá tus ojos siempre destellen el mismo brillo inocente.


Ojalá tus labios alegren tu alma esbozando la mejor de tus sonrisas.


Ojalá tus abrazos invadan miles de cuerpos deseoso de dar carino.


Ojalá tus piernas circenses encuentren algun dia un camino acolchado.


Ojalá la vida te sorprenda con nuevas oportunidades.


Ojalá la llama de la esperanza arda con fuerza en tu interior.



Ojalá algun dia, la semilla plantada, germine con fuerza y energia.


Ojalá la luna pueda acunarte cada noche cuando duermes al descubierto.


Ojalá que tus manos dejen de portar ese pequeno tesoro en forma de bolsa de plastico, en su interior pegamento, en su apertura tu boca y en tu mente, tus suenos difuminados, tu mundo evadido.


Ojalá descubras lo genial de respirar aire puro de las montanas, la pureza de la nieve virgen, la felicidad del dia a dia sin conservantes ni aditivos, la armonia de un presente sin trabas, la alegria de un cuerpo en estado puro.


Ojalá pase algo que cambie tu vida, que te abra las puertas, que se esfume el demonio.





Y AQUI COMIENZA UNA HISTORIA REAL...


Y es que sucede que en una ciudad real de nuestro mundo presente, 1500 ninos deambulan por las calles sin proteccion ni guarida.



Se les puede ver al caer la noche, negros como el carbon, cargados con bolsas en busca de plásticos que vender para poder comer.




Se les puede ver en Thamel, con lo ojos idos de tristeza y el aura impregnada de pegamento, tirados por el suelo de algun callejon convertido en hogar.



Se les puede ver interpretando su mejor actuacion dramática, actuando delante del turista, en busca de alguna rupia, destinada a llenar de pegamento su tesoro mas preciado, su bolsa de plástico, que inalan compulsibamente como si quisieran sacar de ella los suenos a los que tenian derecho y que se les han negado.




Se les puede ver en Durbar Square, en la base del templo, recostados al lado de los perros, amigos de su viaje personal y calefaccion en las noches de invierno.




Se les puede ver jugando por los escalones de las pagodas, saltando esos peldanos de abismos y en cada salto una respiracion ahogada en el aire de su tesoro evasivo. Pegamento companero de juegos.


Se les puede ver en el APC repletos de alegria, bailando con sentimiento, ansiosos de carino, participando en cualquier juego. Regalándote su mejor NAMASTE, acercandose a tu ser, buscando tu atencion.




Pies descalzos como su vida, piernas arropadas por retales, camisetas negras por la miseria de la ciudad que viven, cazadoras de adultos que envuelven cuerpos inocentes, caras y manos surcadas por rios de suciedad, ojos heridos de infecciones.


Corazones partidos en dos mitades; en una mitad, la esencia del nino que son y en la otra mitad, espiritu de adulto que lucha por la supervivencia en una ciudad anonima.


Gracias por hacerme sentir mi presente.
Salgo andando de casa,
mis pies tienen prisa por llegar,
mis manos ansian abrazaros,
mi sonrisa necesita regalaros lo mejor,
escondo mi alma triste.
A
travesamos Durbar sq, al vigilante-poisa se lo explico yo: 'Going APC, just crossing'
En el horizonte diviso su peldano, veo a Nepal, a Barot...
'Namaste Bais... APC llane?' 'Uncha!'
A caballito nos vamos a nuestro callejon.
Tuerzo la esquina de Durbar,
Kumar de la mano,
olemos la carniceria de la esquina de nuestro callejon,
la incertidumbre del dia a dia cosquillea en mi estomago,
andamos por la calle estrecha,
Echamos una carrera?
Llegamos a la puerta del APC,
cruzo el marco de la puerta,
'Nameaste Sam, Namaste Kopil!',
comienza la magia de la improvisacion.


Os quiero. Malai maya bhajo.

Musica: 'Ojala' de Silvio Rodriguez y 'Gan Ionndrainn (From E to F)' de Paul Mounsey



Un dia camino de la piscina ...


















Pintando camisetas en el APC ...








Compartiendo con Saila Alias Monkey...


viernes, 11 de abril de 2008

Salvavidas

Cuantas veces habré soñado deseos ... que la mente en un abrir y cerrar de ojos los ha convertido en inalcanzables gracias a su capacidad de análisis y escrutinio.

Cuantas veces habré luchado por esos sueños ... venciendo la batalla a mi mente, convenciéndome de la posibilidad de realizarlos y una vez mas mi mente se ha empeñado en ponerlo difícil.

Cuantas veces habré hablado de las luchas internas con mi yo interior y mi yo exterior, buscando pócimas mágicas preparadas para disolver los muros auto construidos.

Y ahora me pregunto y sonrío... En cuantos caminos dejare la huella en el futuro?
Y sonrío a gusto y doy gracias por todo lo que me va enseñando la vida.

Pasado, Presente y Futuro. Martilleantes en mi mente. Omnipresentes en el día a día hasta el punto de evadir el presente a un segundo plano. Para. Desconecta. Analiza.

El camino esta hecho de pasos, pero hay que estar pendientes del paso futuro cuando todavía no he plantado el pie presente en la tierra? y me pregunto, en mi día a día, me fijo en como planto el pie en la tierra? Aprendizaje a base de caídas: El camino es un paso, el paso actual, el que vivo ahora, saboreo el paso, soy consciente y disfruto del momento. Evadete de la pisada pasada o la pisada futura. Simplemente estoy aquí y ahora, saboreando el regalo del presente.
Cuantas veces habré soñado ... que estaba sentada en un templo con escalones de piedra y al fondo, mi mirada se enriquecía contemplando los templos Newar que divisaba. Estaba sentada y leía o escribía como el atardecer anaranjado-rosado me acompañaba en las últimas horas del día.
Cuantas veces habré soñado... volar a otras partes del mundo, desplegar las alas y sentarme a las orillas del Orinoco, río Grande, en las noches estrelladas de Nagarkot...y participar en un proyecto donde pudiera intercambiar conocimientos, cultura, inquietudes.
Y una vez soñé y me desperté ... y estaba en otro mundo desconocido por mi yo interior lleno de picos ocho miles, montañas escalonadas, monzones aclamados por sus ríos y campos sedientos, templos acompañados de fieles generosos de ofrendas. Otro mundo fuera de los canones a los que mi interior estaba acostumbrado.

Una vez imaginé, soñé y me desperté ... en una ciudad distinta, en una ciudad especial, llena de calles estrechas abarrotadas de trafico, peatones y comerciantes, unas calles con pórticos animados donde si los traspasabas, entrabas en otros espacios de esa misma ciudad camaleonica, remansos de paz donde los niños jugaban alrededor de las plazas y las mujeres trabajaban aisladas del ruido, el estres y la suciedad de detrás del muro.

Una vez volé ... sobre los cielos de esa ciudad y divisé varias ciudades en una misma ciudad. La ciudad sucia y ruidosa, estresante y ajetreada. La ciudad bonita y amable, risueña y remanso de paz.

Y cada amanecer la ciudad despertaba al ritmo de los ricksaws, al ritmo de los timbres de las bicis y de los bocinazos de los coches. Los comerciantes comenzaban a acicalar las calles con las telas de colores, las especias, los puestos de hortalizas, frutas y verduras. Las mujeres, sentadas en el suelo y rodeadas de montoncitos de verduras y hortalizas, esperaban a algún cliente necesitado de viveres. Los negocios sobre ruedas comenzaban a rodar sobre el asfalto desgastado. Carros de comidas andantes, carros de palomitas y garbanzos fritos. Bicis con cestos pletóricos de frutas. Todo es posible en la ciudad de la improvisación. Las plazas se congestionaban con el tráfico de los negocios sobre ruedas y con las idas y venidas de los peatones, con los comerciantes que se colocan en cualquier hueco libre. El caos se apodera de los cruces de caminos, de las calles estrechas, de los templos.

Y al amanecer las mujeres acicalan su belleza, enrollándose en un shari colorido, ensalzando sus ojos oscuros, grandes y alargados y sus carnosos labios. Las mujeres, bellas ante la adversidad. Curtidas por el trabajo duro. Acarreadoras de piedras, ladrillos, agricultoras, pendientes de sus familias día y noche, pilar de la sociedad que con su esfuerzo y dedicación consiguen que sus familias se lleven algo a la boca

Y soñé y quise seguir durmiendo, me resistia a abrir los ojos a otra dura realidad. Paseaba por la ciudad flotando en una nube de impotencia. Y veía a niños de muchas edades, niños perdidos de una vida humana, niños que deambulaban por las zonas turísticas en busca de comida y dinero entregados, desgraciadamente, gracias a la caridad equivocada de un turista inconsciente. Niños evadidos de la realidad, que reciben caridad con forma de bala, caridad de doble filo que les ciega en la búsqueda de un presente mejor. Niños siempre acompañados por una bolsa en la mano y en su interior pegamento y en su nariz perfume de cola. Cola que les permite vivir en otro mundo alejado de su realidad. Te dan la mano, te saludan, te abrazan, niños saltimbanquis en busca de cariño, que quieren alcanzar tus brazos para recibir la dosis de cariño diaria. Te miran con los ojos idos. Quieren un abrazo, quizás el único del día. Familias maltratadoras, problemáticas, hundidas en la pobreza, la guerra, el grial de un futuro mejor en la gran ciudad. Sus hijos huyen de los problemas y llegan a las calles de una ciudad que no los acoge, los destierra. Educadores sociales? Trabajadores sociales? Niños sin futuro enganchados al pegamento, pegamento comprado a otros niños que negocian con los de su misma condición. Lanzar un salvavidas. Se multiplican a cada paso. Cuantas ONGs hay en Nepal? Cuanto dinero se mueve en materia de cooperación? Como es posible que no se actúe de forma profesional ante esta escandalosa situación? Lanzar un salvavidas que estos niños se hunden.